
De hace tiempo que le digo a mis amigos que me voy a arrendar una pieza en el sector de la Calle San Pablo con la Avenida Neptuno para independizarme de mi familia definitivamente. Allí tendría metro a una cuadra (San Pablo) y de ahí solo 15 minutos me separarían de la Plaza Italia. Podría comprar mi tarjeta Multivía y llegar a mi casa sin mayores problemas hasta las 23 horas. Sin duda sería una manera barata y atípica para poder ser “urbano” y no tener que mudarme al barrio del Museo de Bellas Artes. Sin embargo creo que nadie me iría a ver, y si quisiera hacer una inauguración fastuosa de mi nueva residencia lo mas probable es que terminara desierta. Mi teléfono sonaría cada segundo con llamadas de gente inventando excusas para no ir a verme y las que se decidieran a ir, estarían llamándome desde sus celulares para decirme que se perdieron en el camino.
Creo que no es una buena idea lo de Lo Prado. Porque en Santiago falta mucho aun para que un metro logre romper nuestras roñosas y nefastas lógicas sectarias de ciudad colonial. Los mismos trenes que por ahora cruzan la Alameda, el centro, Providencia y Las condes simplemente van a dar a la calle Neptuno, sin que eso signifique nada. La corriente no existe, la interacción no se nota. Lo que una ciudad construye un metro no lo puede romper.